Guacamole casero | Demos la vuelta al día

Es la receta mexicana por excelencia, y la que ha traspasado fronteras. ¿El truco para conseguir un guacamole perfecto? Que su ingrediente principal, el guacamole, esté en su punto. ¡A por ello!

Paso 1:

Pela los aguacates y quítales el hueso. O si lo prefieres, se pueden abrir a la mitad, quitando el hueso con un cuchillo, y después retirar la pulpa con una cuchara.

Paso 2:

Pon la pulpa del aguacate en un bol y ayúdate de un tenedor para ir machacándola y triturándola. Extrae el zumo del limón o de la lima y agrégalo a bol junto a una pizca de sal. Sigue triturando, el objetivo es que nos quede un puré con algunos trocitos. Aunque, como siempre, esto es a gusto del chef.

Paso 3:

Pela la cebolla y pícala en trocitos lo más pequeños que puedas, al igual que la guindilla. Por último, quítale las semillas a los tomates y pícalos en daditos o cuadraditos finos. Échalo todo a la mezcla del aguacate.

Paso 4:

En preparaciones de este tipo es muy muy importante probar lo que vamos a servir. Porque si tenemos que corregir algo debemos hacerlo ahora, y no esperar a que nuestro comensal se le salten las lágrimas con un guacamole súper picante. Así que prueba y corrige el punto de sal o agrega un poquito más de zumo de lima o limón si crees que es necesario.

Presentación:

Pon el guacamole en un bol para que cada cual lo disfrute a su gusto. Para una cena totalmente mexicana, lo ideal es servir con unos chips de tortilla o con unos tacos.

Sugerencia:

Prueba las tortillas de trigo marca DÍA. Son perfectas para acompañar el guacamole y disfrutar de una auténtica cena tex-mex.

Curiosidades:

La leyenda cuenta que el guacamole ya viene de la época de los aztecas, que recolectaban aguacates para preparar una especie de mole, y de ahí nos viene su nombre: ahuacatl (aguacate) y molli (mole). Años después el aguacate se convirtió en un alimento muy exclusivo con la llegada de los españoles a América. Pero por suerte, hoy en día, ¡está en todos los supermercados!