Champiñones al ajillo

Los hongos son un bien muy preciado que nos da la madre Tierra por ello os voy a contar como preparo yo unos champiñones al ajillo. Por suerte en nuestro país, tenemos muy buenos ejemplares en nuestros montes y si no también en nuestros supermercados de confianza.

Bizcochitos de anis

En casa siempre suele tener preparado siempre unos bizcochos, ya que creo que no hay desayuno más completo o merienda más saludable que un bizcocho casero y encima hecho por ti. Os voy a mostrar cómo hacer unos ricos bizcochitos de anís. Son muy fáciles de hacer, así que no dudéis en elaborarlos.

Pollo con canela y vino semidulce

Para hacer este pollo asado lo que hago es que en lugar de poner ingredientes salados, pongo otros dulzones, lo que le da un sabor especial y realmente estupendo. Si no me creéis, lo de lo bien que funciona la combinaciones pollo y cosas dulces, probad a hacer esta receta de pollo con canela y vino semidulce y veréis como es delicioso.

Muffins de chocolate puro

Con los años y poco a poco, en nuestras conciencias se ha ido sustituyendo el concepto de magdalena por el de muffin, que para el caso viene a ser lo mismo pero usando un término inglés. Lo llamemos como lo llamemos el caso es que están realmente buenos, es especial estos muffins de chocolate puro. La masa es una básica en la que le añadimos un poco de cacao lo que lo convierte en algo absolutamente maravilloso. Espero que os gusten.

Helado de naranja con pepitas de chocolate

El verano no es el único momento para comer helado, y más si lo hacemos nosotros en casa con frutas de temporada. Por ejemplo para hacer este delicioso helado de naranja con pepitas de chocolate la mejor es poca es el invierno que es cuando las naranjas poseen mejor sabor ya que están en plena temporada. Este es un helado delicioso, en la que el maravilloso sabor de la naranja se ve completado y realzado con el de las pepitas de chocolate.

Bombín de café

Este bombín de café es una de mis recetas preferidas, sobre todo porque parece chocolate y no lo es. Cierto es que no lo suelo hacer cuando hay niños de por medio, ya que se llevarían una decepción en vez de una alegría al probarlo.
Para empezar, ponemos una cacerola en el fuego y añadimos el café, ya hecho, y el azúcar. Dejamos que hierva y vamos removiendo con una cuchara de madera hasta conseguir que la mezcla espese un poquito.