La salsa de vino tinto es muy útil, sobre todo, para acompañar las carnes. Da un toque de sabor muy especial, nada fuerte, y visualmente queda una presentación muy bonita, digna de ser compartida con amigos o familia.
Disolver la maicena en un poquito de vino tinto y reservarla.
Mezclar en una cacerola todo el vino restante, la nata, el azúcar, la pimienta y la sal al gusto, y mezclarlo todo muy bien.
Cocinar la mezcla a fuego lento y agregar la maicena, ya disuelta en un poquito de vino, integrándola con la ayuda de una batidora eléctrica.
Mezclar constantemente la preparación hasta que espese y, entonces, quitarla del fuego y dejarla enfriar, en el caso de querer servirla. Lo más habitual es servir la salsa de vino bien caliente, pero siempre se puede inventar una forma nueva.

