Da igual si usas mucho el jengibre o si tan solo lo consumes muy de vez en cuando. Sea como sea, se usa poca cantidad y las raíces de jengibre siempre son grandes. ¿Quién no ha tirado alguna vez restos de jengibre secos y estropeados que llevaban mucho tiempo en la nevera?. Te contamos cómo conservar el jengibre fresco, para que siempre lo tengas disponible, como el primer día. Estos son los pasos:
- Partir en dos la raíz de jengibre, un trozo pequeño y otro grande
- Envolver en plástico film el trozo pequeño, sin pelar y guardar en la nevera
- Partir en aros el resto del jengibre y poner en una bolsa de congelación. Congelar
Aromático, saludable y muy versátil… nos encanta el jengibre, aunque tiene un inconveniente. Cuando lo compras fresco, por mucho que busques la pieza más pequeña… siempre resultará grande en relación a la cantidad que se utiliza. Para que nunca más termine en la basura, te contamos como conservar el jengibre fresco:
1. Partir en dos la raíz de jengibre
Parte en dos trozos la raíz de jengibre nada más comprobarlo. Un trozo pequeño y otro grande
2. Envolver en plástico film el trozo pequeño
El trozo pequeño déjalo tal cual, sin pelar y sin picar. Envuélvelo en plástico film y guárdalo en la nevera. En general el jengibre dura bastante en la nevera, permanecerá fresco y en perfectas condiciones durante 3 semanas e incluso 4 semanas si lo has guardado en la parte de la nevera destinada a las verduras bien envuelto en plástico film.
3. Partir en aros el resto
Parte el resto del jengibre en aros de medio centímetro más o menos, preferiblemente sin pelar.
4. Congela
Envuelve cada una de las rodajas de jengibre en plástico film o bien, mételas todas en una bolsa de congelación de cierre hermético. Colócalas bien y saca todo el aire posible. Lleva al congelador.
Esta es la forma de que siempre dispongas de de jengibre fresco a mano, en las mejores condiciones.
El jengibre fresco… no debería faltar en ninguna cocina. Perfuma cualquier plato y aporta un aroma delicioso a toda receta: fresco, cítrico, chispeante, ligeramente picante. En cuanto empieces a utilizarlo, verás cómo cada vez lo utilizas en más número de recetas. Con este truco para tener el jengibre fresco siempre a mano y como el primer día, nunca más volverá a ocurrir que cuando intentas echar mano de la raíz del jengibre, lo encuentres reseco y con moho en su parte seccionada.
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