La cerveza es pan líquido. Sí, has leído bien. No te eches las manos a la cabeza ni prohíbas a tus hijos comer pan hasta que cumplan los 18.
Antiguamente en la fabricación del pan y de la cerveza no había muchas diferencias: en ambos se dejaba fermentar agua y harina. Si era mayor la proporción de harina resultaba pan, y si había más líquido lo que resultaba era cerveza. Así que muchas cervezas se hicieron remojando panes fermentados y la cerveza se chupaba con cañas - como si fuera una pajita - para evitar los grumos de pan.
Si Tutankamón levantara la cabeza, probablemente no sabría que ese líquido color dorado que la gente disfruta bien fresquito – y a ser posible al calor el una terraza – es cerveza. En el pasado era una especie de ‘pasta’, que se comía con cuchara y no fue hasta mucho mucho después cuando se le empezaron a incorporar nuevas levaduras y el lúpulo, que transformaron la cerveza en lo que es hoy…una bebida refrescante única, y rodeada de curiosidades.
Lo artesano…engancha
Cerveza y pan tiene además otra cosa en común: la moda de lo casero ha hecho que preparar pan y cerveza en casa sea más tendencia que nunca. No es un proceso fácil, pero quienes lo practican dicen que merece la pena: tener una ‘cosecha cervecera’ con tu firma no es cualquier cosa…Y cuando vayas a casa de unos amigos a cenar no lleves vino (seguro que a todos los invitados se les ha ocurrido la misma idea…), lleva pan ¡hecho por ti! Y para hacerlo más redondo…lleva pan de cerveza y romero. Aquí tienes la receta.
Precisamente, por las cocinas de DEMOS LA VUELTA AL DÍA ha pasado la pandera catalana Anna Bellsolà (cuarta generación de maestros panaderos), que nos ha querido dejar algunos consejos infalibles para que te lances a la ‘aventura panadera’ sin morir en el intento.
