Para que el ajo resulte más saludable y menos indigesto, pártelo por la mitad a lo largo y retírale el germen que contiene.

Para pelar ajos con facilidad. En ocasiones resulta difícil pelar los ajos, porque la piel está muy pegada a los dientes. Podrás pelarlos con toda facilidad si les das un ligero golpe con el envés de la hoja de un chuchillo... la piel se desprenderá prácticamente sola. Otra opción para pelarlos es meterlos en agua fría y dejarlos allí durante 20 minutos. Pasado ese tiempo, la piel del ajo se habrá hidratado y será mucho más sencillo retirarla.

A la hora de machacar los ajos en el mortero... seguro que en más de una ocasión te habrá pasado que los trocitos de ajo saltan por los aires, se salen del mortero y no consigues macharlos bien. Si añades un pellizco de sal... podrás machacarlos perfectamente.

Una forma estupenda de eliminar el olor a ajo de los dedos después de haberlos manipulado y, sobre todo, después de haberlos picado, es frotarte los dedos con medio limón. Otra opción es echar un chorrito de suavizante para la ropa en la palma de mano, frotar bien con este suavizante los dedos y enjuagarte con agua. El olor a ajo y esfumará y, además, las manos te quedarán suavemente perfumadas.

Hay muchas recetas en las que el ajo se incorpora crudo... como el ajoblanco o el salmorejo, por ejemplo. Si no quieres que su sabor predomine, o incluso llegue a matar a todos los demás, escalda el ajo en agua hirviendo y pásalo a un bol con agua y hielo para cortar la cocción. Repite esta operación hasta 4 veces y... ¡voilá!, ya está listo.

Cuando vayas a saltear ajo, picado o en láminas, añádelo a la sartén con aceite cuando esté aún frio para que se vaya cocinando poco a poco. Ten cuidado de que no se queme o tome demasiado color, ya que amargaría.

Para freír ajos picados en el microondas, cuécelos primero durante 30 segundos a media potencia hasta que se hayan secado. Añade después una cucharada de aceite, mézclalos bien y vuelve a meter en el microondas, a máxima potencia hasta que estén bien dorados. Para evitar que se quemen, ve calentándolos a intervalos de 20 segundos, y no todo a la vez.

En su obra “trucos ingeniosos de cocina”, Graciela Bajraj, recuerda el refrán «Ajo cocido, ajo perdido». Y este refrán lo que quiere decir es que si incorporas ajo a un guiso desde el principio de su cocción... lo más probable es que se pierda su sabor. Si buscas que el sabor a ajo esté presente en el guiso, lo mejor es preparar una picada con ajo majado, algún fruto seco e incluso alguna hierba aromática.

Un salmorejo bien cargado de ajo, un ajoblanco, una paella con alioli, un pa amb tomaquet bien untadito de ajo... son recetas deliciosas... con un pequeño inconveniente: el aliento. Si después de comer ajo no tienes posibilidad de lavarte los dientes, mastica una ramita de perejil o, en su defecto, unos granos de café.

A la hora de elegir los ajos, debes buscar aquellos que estén bien secos, que su piel sea quebradiza y, sobre todo, que no tenga zonas blandas. Además, deben parecer lo más pesados posible respecto a su tamaño.

Para conservar los ajos, lo mejor es hacerlo dentro de un recipiente, preferiblemente sin tapa, dentro o fuera de la nevera. Y así pueden durar bastante tiempo, en buen estado.

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¿Sabes cómo hacer que el ajo sea menos indigesto? ¿o cómo cocinarlo en el microondas? ¿o cómo evitar que predomine su sabor en una receta en la que se incorpore crudo? ¡te contamos todos los trucos relacionados con el ajo!
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Ajo: trucos de cocina para aprovecharlo al máximo
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