Es uno de los frutos más deliciosos del invierno. Las castañas están ricas crudas, asadas, y dan un juego extraordinario en diferentes preparaciones, tanto dulces como saladas. Y seguro que las consumiríamos mucho más sin entre la castaña y nosotros no se interpusieran dos barreras en forma de cáscara. Desde luego que no son barreras infranqueables, pero sí engorrosas de eliminar.
Una forma muy sencilla de pelar castañas es hacer lo mismo que cuando queremos pelar fácilmente tomates, es decir, escaldarlas o someterlas a un proceso de cocción muy breve. Para ello no tienes más que lleva a ebullición abundante agua. En cuanto roma a hervir, incorpora las castañas con una incisión sobre su cáscara. Pasado un minuto, saca las castañas y enfríalas bajo el chorro de agua fría o bien echándolas a un bol con agua y hielo, para cortar la cocción. Inmediatamente después, ya podrás pelarlarlas con facilidad con la ayuda de un cuchillo pequeño con punta. Tanto la piel externa como la interna se irán levantando con facilidad y la piel que quede entre las grietas del fruto, también saldrá en cuanto la abras un poco.
Sin embargo, por poco que sea, en este proceso la castaña siempre se cocina un poco, lo que en ocasiones es incompatible con el uso que le queremos dar. En este caso, lo mejor es utilizar el microondas. Para ello, realiza un par de incisiones en cada castaña con la ayuda de un cuchillo de punta. Pon una pequeña cantidad de castañas en el microondas, no más de 100 gramos, a máxima potencia durante 15 segundos. Cuando las saques –con mucho cuidado porque queman- ya podrás pelarlas con facilidad.
Tanto si optas por un método u otro, en ambos casos es importante pelar las castañas cuando aún están calientes, por lo que deberás tener cuidado para evitar que al final, lo que resulte escaldado sean las yemas de tus dedos. Ayúdate de un paño de cocina o bien utiliza unos guantes de latex.
