Es quizás la salsa más internacional y la más vendida, pero nada mejor que prepararla en casa y a nuestro gusto. Mucho más sana y rica… sobre todo para los peques, que les encanta. Cuando la hayas hecho, seguro que encuentras muchos platos y preparados en los que puedes incorporarla. Ponte manos a la obra con esta receta de ketchup casero.
Paso 1:
Lava la verdura. Pela la cebolla y el ajo y pícalos en trocitos muy finitos sobre un tabla para cortar. Después pica todo el tomate en trozos medianos (como del tamaño de un dado), al igual que el pimiento (quítale las pepitas…). Coge una olla o sartén (de la que tengas una tapadera que le sirva…). Echa un chorrito de aceite y pon la cebolla, el ajo y el pimiento a rehogar a fuego medio.
Paso 2:
Ve removiendo de vez en cuando. Cuando lleven unos 10 minutos o hayan cogido un poco de color y empiecen a estar tiernos, agrega un poco más de aceite y el tomate cortadito. Ponle una tapadera y cuécelo a fuego lento durante 40 minutos. Para que no se agarre y se quede pegado es importante que remuevas de vez en cuando.
Paso 3:
Cuando ya haya pasado ese tiempo añade un poco de sal y el resto de condimentos: azúcar moreno, vinagre de manzana, canela, comino y pimentón. Mezcla bien y deja cocinar 30 minuto a fuego muy bajo.
Paso 4:
Finalmente, tritúralo todo para que te quede una salsa muy fina. Si te queda demasiado espesa, añade sin problema un poquito de agua. Pero si vez que te ocurre lo contrario y se te queda líquida, deberás cocerla un poco más. Una vez triturado, lo ideal es colarla para quitar los grumos.
Presentación:
Puedes presentar tu receta de ketchup casero en un pequeño cuenco o en una salsera para que cada uno se pueda servir toda la cantidad que desee y, aún mejor, si lo viertes en un bote bonito de conservas. Así lo tendrás siempre listo para llevarlo a la mesa y salsear tus platos.
Conservación:
Puedes guardar en le nevera y usarlo hasta una semana. Si lo metes en conserva, mucho mejor.
Sugerencia:
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Curiosidad:
El origen del ketchup está relacionado con una salsa picante de origen chino (ketsiap) que, curiosamente, no llevaba tomate. Fue John Heinz en 1876 (mucho tiempo después de que la salsa china a base de pescado hubiera llegado a Inglaterra) quien tuvo la idea de incorporar el tomate… Un simple gesto con el que con el paso del tiempo ha ganado fama mundial.
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