Este plato describe mi hogar y mi infancia. Comerlo es sentirme segura y en casa. Siempre que salgo fuera un tiempo mi madre me lo tiene preparado a la vuelta. Suele ser un plato de invierno porque calienta mucho pero yo lo como hasta en verano de lo que me gusta (y que no falte su trocito de hierbabuena recién arrancado de la mata). No podría vivir sin él. Además, siempre viene acompañado de pringá, otro manjar para degustar con pan....