Es el primer plato que conseguí un buen emplatado, después de algunos altibajos. El sésamo de la coca, el huevo hilado, y la menta fresca, son toques que combinan haciendo una creación armónica entre sabores, sin matarse unos a otros. Lleva, además, una mahonesa de mostaza dijon, que da otro sabor completamente distinto. Es, sin duda, el mejor plato que me ha salido.