La famosa tarta ‘al revés’, la tarta Tatin, también puede ser salada y conservar su esencia de cocina francesa. Su secreto está en la chalota, ese prima hermana de la cebolla tan apreciada en la alta cocina por su sabor suave, aromático y ligeramente dulce. Prueba esta receta que es más sencilla de lo que parece y… ¡bon apéttit!
Paso 1:
Pela las chalotas y córtalas a la mitad. En una sartén amplia pon un chorro de aceite y la mantequilla y saltea las chalotas con un poco de sal durante 10 o 15 minutos a fuego medio-alto hasta que se empiecen a dorar.
Paso 2:
Añade la miel y sigue cocinando durante 5 minutos con cuidado de que no se quemen. Para eso remueve de vez en cuando.
Paso 3:
Añade por último el vinagre y un poco de agua y remueve bien. Deja cocer la mezcla hasta que reduzca su volumen.
Paso 4:
En un molde antiadherente grande, o bien en varios pequeños, llena el fondo con la mezcla de chalotas y su jugo. Después corta un trozo de hojaldre con la forma y el tamaño del molde y tápalo.
Paso 5:
Haz un agujerito en medio a modo de chimenea para que pueda escapar el vapor durante la cocción (esta chimenea evitará que el hojaldre se abombe)
Paso 6:
Mete en el horno precalentado a 200° durante 10 minutos. Pasado ese tiempo, saca tu tarta o tus tartas individuales, aplasta un poco el hojaldre y vuelve a meter otros 10 minutos hasta que estén bien doradas. Saca y reserva.
Presentación:
A la hora de servir tu tarta Tatin salada, dale la vuelta de forma que quede el hojaldre en el fondo, y las chalotas por encima. Adorna con algunas hojas o ramitas de hierbas aromáticas.