Strawberry shortcake

Una de las cosas más deliciosas que he descubierto para desayunar, son estos strawberry shortcake que comí por primera vez en un viaje de intercambio a Inglaterra. Son unos bollitos de mantequilla rellenos con una fantásticas fresas maceradas, que juntos hacen una combinación extraordinaria. Solo de pensar en ellos se me hace la boca agua.

En primer lugar hay que lavar bien las fresas bajo el grifo del agua,
Cuando ya estén las fresas lavadas y escurridas, las rebanamos y las ponemos en una fuente plana y sobre ellas tenemos que espolvorear un poco de azúcar y unas gotas de limón, no muchas, y las dejamos macerar en la nevera durante unos 30 a 60 minutos.
Ponemos a precalentar el horno, mientras en un cuenco vamos a mezclar harina, la levadura, el azúcar y una pizca de sal. En un cuenco aparte batimos ligeramente un huevo junto con la nata y la vainilla.
La mantequilla, que debe de estar bien fría, la partimos en trozos antes de llevarla a mezclar con la harina. Esto lo hacemos con un tenedor y la mezcla debe de quedar algo grumosa. Para hacerlo no se usan las manos por que el calor de las manos derrite la mantequilla. Sin batir lo vamos a integrar el huevo y la nata.
Extendemos la masa sobre una superficie enharinada más o menos de unos 3 centímetros de grosor, y nos ponemos a cortar unos círculos con la ayuda de un corta pasta, y los barnizamos con huevo y un poco de leche batida.
Según los vamos haciendo los vamos poniendo sobre papel vegetal y los llevamos a hornear a una temperatura de unos190ºc de unos15 a 18 minutos, hasta que estén bien dorados. Mientras se hacen ya habrán macerado las fresas, por lo que ahora las vamos a aplastar, pero solo un 1/3 del total de las fresas y dejaremos el resto en rebanadas.
Una vez fuera del horno y fríos partimos los shotcake por la mitad y los vamos a rellenar con las fresas y ya si queremos con un poco de nata montada.

Trucos y consejos:
A la hora de lavar las fresas, se tiene que hacer bajo el chorro de agua del grifo, nunca hay que meterlas en agua, ni quitarles el rabillo antes de lavarlas.