Quiche ligera, sin masa

Llegas a casa cansado/a, un día duro… Te encantaría disfrutar de una cena ligera…¿algo también para los niños? Ah, ¡una quiche! Así te servirán las cuatro cositas que te quedan por la nevera… Y ¿ahora a preparar una masa?¿No te apetece? Pues anota esta ‘quiche ligera’ que podrás preparar sin necesidad de masa quebrada. Delicioso sabor y mucho más rápida.

Paso 1:

Lava la cebolla y el calabacín y pícalo en juliana, es decir, en tiritas finitas. Después saltéalo en una sartén con un pelín de aceite caliente y agrega un poquito de sal.  Cocina a fuego flojo durante unos 15 minutos. Es necesario que los trocitos queden tiernos y pierdan un poco del agua que tienen.

Paso 2:

Mientras realizas el anterior paso, aprovecha para picar los pimientos del piquillo en tiras no muy finas. Y, por otro lado, mezcla en un bol los huevos, la nata y la leche y después la harina poco a poco (mejor que la harina esté tamizada, es decir, pasada por un tamiz o colador fino para que se airee). Bate bien para que no queden grumos.

Paso 3:

Unta con aceite un molde de horno antiadherente y échale un pelín de harina (intentando espolvorearla). Pon a precalentar el horno a 200ºC.

Paso 4:

Por último, pon las verduras con el resto de ingredientes. Comprueba el punto de sal y agrega un pelín y vierte todo en el molde. Una vez en el horno, asa durante unos 30 minutos.

Presentación:

Deja enfriar un poco tu elaboración (unos 10 minutos) y sácala del molde con cuidado. Sírvela en raciones individuales o que cada cual se corte ¡todo lo que le apetezca! Por cierto, fría también está deliciosa.

Truco:

Para que se te pegue el molde, en lugar de usar aceite puedes rociar el molde antes de rellenarlo con un spray desmoldante (un producto muy de moda y muy usado en repostería) o directamente con un poco de mantequilla a temperatura ambiente.

Curiosidades:

La palabra “quiche”, proviene de la palabra alemana “Kuchen”, que significa tarta. La quiche Lorraine es una tarta salada originaria de la región francesa de Lorena, en el noreste de Francia, ya fronterizo con Alemania. Esta receta, con su nombre original, surgió en el siglo XVI, aunque se cree que ya se preparaba en la Edad Media. En su origen, no se rellenaba más que con huevos, nata y, como mucho, queso. El bacón, característico de la receta actual, no llegaría hasta el siglo XIX.