Pimientos al ajillo asados

Preparar unos pimientos asados al ajillo es una tarea muy sencilla y el resultado es magnífico. En mi tierra se cocinan mucho y se sirven como guarnición de pescados, sobretodo, y también de algunas carnes. En mi caso, me encanta comerlos en un bocadillo con una latita de atún al natural. ¡Está riquísimo!
Lo primero que haremos será poner agua en la bandeja honda del horno que situaremos en la parte más baja del horno y en la bandeja de rejilla del horno pondremos los pimientos.
Los asaremos al grill y cuando la piel esté negra, les iremos dando la vueltas para que vayan cociendo por un igual.
Cuando los saquemos del horno, los pondremos en una fuente y los taparemos con papel film para que se vayan ablandando y se terminen de cocer con el calor que desprenden. Los dejaremos enfriar totalmente.
Después para sacar la piel a los pimientos, pondremos agua en un bol y nos iremos mojando las manos para sacarles la piel y las semillas.
Una vez limpios y sin las semillas, los cortaremos a tiras a o a trozos vuestro gusto.
Cortaremos en discos los ajos o en trocitos muy pequeños.
Pondremos aceite en una sartén grande y seguidamente le añadimos los ajos y los pimientos. Le daremos unas vueltas para que se mezclen bien los ajos con los pimientos.
Añadiremos la cucharadita de azúcar y la sal. Lo removeremos con una cuchara de madera y lo dejaremos cocer a fuego lento durante unos 15 minutos
aproximadamente. Comprobaremos de sal y si está a nuestro gusto, retiraremos los pimientos asados al ajillo y ya podremos servirlos. Yo os aconsejo que los dejéis atemperar, que luego los guardéis en el frigo y, por último, cuando los vayáis a comer, porque fríos están más ricos.