Humus de garbanzo

La primera que probé el humus fue estando de erasmus, con lo antigua que es esta receta, y me encantó. Aprendí a hacerlo como lo hace una amiga y siempre lo suelo poner en los aperitivos acompañándolo de unas tostas de pan que le van perfecto.
Al igual que en un guiso, se dejan los garbanzos a remojo en agua la noche anterior para que se ablanden.
Al día siguiente, se pone una cacerola en el fuego con el agua y la sal al gusto y, cuando comience a hervir, se echan los garbanzos y se dejan hervir durante un par de horas. Una vez listos, se escurren los garbanzos, reservando el agua de la cacerola, y se deja que se enfríen.
Una vez listos los garbanzos, se trituran con el zumo de limón, el tahín, el ajo, el comino, la sal, el aceite y medio vaso del agua de la cocción.
Una vez conseguido el humus, se pone en un recipiente espolvoreado con el pimentón dulce por encima, y se mete a la nevera un par de horas antes de comerlo.