Los huevos a la bechamel son un poquito contundentes, así que no hay que comer demasiada cantidad si se quiere dejar hueco para otras cosas.
Tenemos que poner a hervir los huevos en un cazo con agua y sal durante unos diez minutos. Cuando estén listos, los pelamos debajo de un chorro de agua fría y los partimos en dos.
Para hacer la bechamel calentamos en una cacerola la mantequilla con la pastilla de caldo. Cuando esté bien derretida, echamos la harina sin dejar de remover hasta tostarla. Entonces, vamos añadiendo la leche sin dejar de batir y sazonamos la salsa con la sal, la nuez moscada rallada y la pimienta molida.
Bañamos los huevos en la bechamel y los dejamos enfriar un mínimo de 6 horas primero a temperatura ambiente y, después, en la nevera.
Una vez listos, rebozamos los huevos en huevo y pan rallado, y los freímos en abundante aceite caliente. Al sacarlos, los ponemos en papel absorbente para que suelten el exceso de aceite.