Hígado encebollado

En mi casa comer hígado era algo bastante habitual ya que mi madre insistía en que era muy bueno para nuestro desarrollo, y con el tiempo se convirtió en uno de nuestros platos predilectos. El hígado encebollado es un plato riquísimo y muy sabroso, así que lo recomiendo sin lugar a dudas.

Lavar el hígado con agua abundante y secarlo con papel absorbente. En un bol grande, mezclar la harina con la sal y la pimienta negra molida, y rebozar los trozos de hígado en ello.
Calentar el en una cacerola, y, cuando esté bien caliente, freír las cebollas cortadas en juliana, con un poco de sal para que la haga sudar, a fuego lento hasta que estén transparentes. Entonces, añadir el hígado y subir un poco el fuego dejándolo hacerse unos 5 minutos, hasta que esté hecho por todos lados. Rehogamos el hígado hasta que nos quede doradito.
Ahora es el momento de añadir el vino, dejando que se evapore el alcohol.
Mientras, en el mortero se majan el ajo y el perejil. Se añade aquí el agua y se mezcla bien, incorporándoselo después a la cazuela con el hígado.
Se deja cociendo a fuego medio durante unos diez minutos, quedando una salsa bien espesa.