Cortar la cebolla en brunoise y sofreírla en un poco de aceite. Mientras tanto pelar la calabaza y cortarla a daditos de 2-3 cm, para que esté cocida antes (Un truco para pelar la calabaza fácil es meterla en el horno un ratito, la parte de fuera queda más blandita y se pela muy fácilmente.)
Una vez la cebolla está doradita añadir la calabaza y darle cuatro vueltas con la cebolla. Añadir el jengibre picado y el agua y dejar cocer a fuego medio durante 25-30'.
Cuando la calabaza esté bien blandida retiramos del fuego y reservamos un poco de agua de la cocción, que luego añadiremos poco a poco hasta conseguir la consistencia deseada (yo recomiendo dejarla finita, que no parezca una papilla)
Triturar con el túrmix e ir añadiendo el liquido reservado hasta que nos guste la textura. Incorporar la mantequilla y acabar de emulsionar triturando. Pasar la crema por el chino o colador para que quede más suave.
A la hora de servirla (no muy caliente, mejor que tienda a templada) le añadiremos poco a poco unas gotas de aceite de trufa, con cuidado de no pasarnos, tendríamos que tirar la crema (ir probando cada 2-3 gotas).
La mejor forma de evitar accidentes es echar primero las gotas en la cuchara y luego incorporar a la crema. Emplatar con una quenelle de queso crema (o si se pudiera, la idea principal era una esferificación de queso fresco mozzarella) y decorar con semillas de amapola o sésamo y cebollino picado.
Receta enviada por Aitanadb