Un plato para… literalmente… chuparse los dedos. El chocolate transforma completamente este guiso y lo convierte en un plato goloso… una combinación de sabores sorprendente y triunfadora para una carne, la del conejo, sana, ligera y saludable.
Paso 1:
Pela la zanahoria y córtala en rodajas. Pica la cebolla, el puerro y el ajo, menudos.
Paso 2:
Pon en el fuego una olla o cacerola con un poco de aceite a fuego medio alto. Cuando comience a calentarse –pero sin que llegue a humear-, añade los trozos de conejo salados y deja que se doren. Cuando esté doradito, incorpora la cebolla, el puerro, el ajo y la zanahoria. Rehoga durante 5 minutos aproximadamente, o hasta que la cebolla esté un poco hecha. Si ves que las verduras se pegan un poco al fondo, baja la potencia del fuego.
Paso 3:
Añade la canela, el clavo y las almendras… muévelo con una cucharada de madera para que se incorporen y se mezcle bien todo y rehógalo durante un minuto más. Añade el vino y sube el fuego. Deja que cueza el guiso hasta que se haya evaporado todo el líquido.
Paso 4:
En ese momento añade el caldo y deja cocer todo durante 20 minutos a fuego medio. Pasado ese tiempo, prueba y corrige el punto de sal.
Paso 5:
Cuando ya esté bien hecho el conejo, añade el chocolate partido en varios trozos y la mantequilla y remueve bien hasta que se hayan deshecho del todo. Dale una vuelta a todo junto, pero ten mucho cuidado con la salsa una vez que hayas añadido el chocolate, dado que se quema con facilidad.
Presentación:
Sirve este guiso recién hecho y bien calentito… en bonitos platos hondos para aprovechar bien su salsa. Puedes adornar con unas ramitas verdes y con unas almendras laminadas.