Cuando tengas esta compota de manzana casera en tu despensa, descubrirás todos los usos que puedes darle: postres, rellenos, asados…y a cucharadas. Puede ser un buen acompañante para los helados, con carne asada para un pollo relleno… Sírvela a ser posible templada y con la textura que más te guste: con más o menos trocitos…si te gusta más triturada, puedes aplastar los trocitos de manzana que queden con un tenedor o pasarla por la batidora.
Paso 1:
Pela las manzanas y córtalas en trozos del mismo tamaño más o menos… que sean dados pequeños mejor. Por otro lado, extrae las semillas de la vaina de vainilla: tendrás que abrir la vaina con la punta del cuchillo e ir rasgando. ¡Ten cuidado!
Paso 2:
Pon la mantequilla en una sartén y cuando esté derretida añade los trozos de manzana, el azúcar y las semillas de la vaina de vainilla que acabas de sacar.
Paso 3:
Cocina a fuego lento dando vueltas para que no se pegue. Hay que hacerlo con paciencia…y mejor no dejar el cazo abandonado en la cocina…porque se puede empezar a quemar casi sin darnos cuenta.
Paso 4:
Las gotitas de zumo de limón nos ayudarán a dar a nuestra compota un toque ácido especial pero no es necesario añadirlo si no deseamos. Si la mezcla se va quedando seca le añadimos el agua poco a poco.
Paso 5:
Cuando la manzana esté completamente hecha (es decir, cuando esté tan blandita que se deshace…) tendrás varias opciones: una de ellas es aplastar la manzana con ayuda de un tenedor para que queden un poco los trozos de la manzana en la textura final…(depende si te gusta o no con tropezones…) y la otra opción es pasar la comporta de manzana por la batidora eléctrica para que quede completamente lisa.
Presentación:
Si tu compota de manzana recién hecha sírvela templada…junto aun bizcocho o unas tostadas…¡deliciosa!
Sugerencia:
En tus postres que no falte la mantequilla sin sal marca DIA, porque es una mantequilla muy concentrada, con poca agua y gran calidad. Pruébala y seguro que estará siempre en tu nevera.
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