Postres calientes

Los postres calientes son una opción perfecta en cualquier época del año. Sobre todo en invierno. Son “la guinda” de cualquier comida o cena. Pueden ser de muchos tipos y de muchos sabores, y también más o menos contundentes, es decir, que hay para todos los gustos. Hay postres que se pueden tomar fríos o calientes, y, sin embargo, están mejor calientes. Este es el caso del brownie, que además se suele servir acompañado de un poco de helado para romper con los sabores, o de los crepes rellenos de chocolate recién sacados de la sartén. Lo bueno de este tipo de postres es que dan mucho juego a la hora de darles el toque final y se puede conseguir un resultado de sabores inesperado. El único inconveniente de tomar postres calientes, aparte de que en verano apetecen menos, es que dan la sensación de llenar más, por lo que no son aconsejables para comidas o cenas muy abundantes. Pero como aquí tenemos soluciones para todo, puedes echar un vistazo a los postres fríos en caso de querer pegarte una buena comilona salada y terminar con algo dulce ligero.