Es Navidad. Es tiempo de regalos, de felicidad, de ilusión, de brindis, de reuniones familiares, y de grandes banquetes. Pularda rellena, Pavo asado, Cordero al horno, Besugo con patatas asadas, langostinos, marisco, cocktail de gambas, canapés, pinchos... y un sinfín de irresistibles postres: turrones, Roscón de reyes, peladillas, chocolates, panettones, mazapán... Así, no es de extrañar que pasadas estas fechas, hayamos sumado 2 o 3 kilos de peso. La cuesta de enero tiene más pendiente para la línea... que para el bolsillo.
Pero, ¡que no cunda el pánico!. Que la Navidad es la Navidad, y bajo ningún concepto te la queremos amargar. No hay que renunciar a ninguno de estos placeres... solo tener un poco de cuidado. Con algunos pequeños gestos y trucos, te contamos cómo aligerar tus comidas de celebración.
Verduras
Si en tu casa es tradición tomar cochinillo en Navidad, o capón relleno o besugo... ¡no renuncies a él ni cambies el menú!. Eso sí, no olvides las verduras en tus menús navideños. Tómalas como primer plato, antes del plato fuerte. Existen una serie de verduras que son muy tradicionales en estas fechas, como por ejemplo la lombarda o el cardo. Así, comerás un menú más equilibrado, sin renunciar a la verdura, y llegarás al segundo plato con menos hambre.
En plato pequeño
Un banquete navideño significa tomar platos especiales, recetas más elaboradas de lo normal, con materias primas que no nos permitimos el resto del año... pero no significa comer el doble de cantidad. ¡Modera las raciones!. Un buen truco es sacar tu mejor vajilla... pero poner los platos pequeños. Empieza por cantidades pequeñas... porque en muchas ocasiones, y más cuando se trata de platos deliciosos, comemos por los ojos y nos dejamos llevar por la gula.
Salsas
Hay muchos platos que en estas fechas es habitual servirlos con salsas a base de mayonesa... por ejemplo el marisco. ¿Por qué no pruebas a elaborar salsas más ligeras y al mismo tiempo deliciosas e innovadoras? Prueba a elaborar una salsa a base de yogur y mostaza de Dijon, o una vinagreta a base de salsa de soja, o bien una salsa mimosa con zumo de limón, ajo, huevo duro y alguna hierba aromática.
Sustituye la nata
Hay muchos platos, salsas, cremas para cuya elaboración se emplea la nata. ¿Por qué no la sustituyes por leche evaporada? Verás como el resultado es igual de bueno, pero con muchas menos calorías.
Especias y aderezos potentes
Hay un sinfín de especias y algunos ingredientes que aportan sabor a tus platos. Con el auge de la cocina internacional, hoy en día no es difícil acceder a ingredientes como la pasta de miso, o la pasta de tamarindo, el wasabi, el jengibre, el curry, etc. Son una alternativa ideal para añadir a platos cocinado al vapor o recetas bajas en grasa... porque aportan mucho sabor. Tendrás platos ligeros y sabrosos.
Elimina grasas innecesarias
Evita el consumo excesivo de embutidos... no decimos que los elimines, pero sí que los limites. Asimismo, elimina a grasa visible de los alimentos... si vas a tomar carne, retira sus partes grasas, elimina la piel de las aves, etc.
Caldos desgrasados
Si vas a elaborar un guiso o para la receta que vas a preparar necesitas caldo... ten preparado previamente un caldo casero, ya sea de carne, ave o pescado. De esta forma, una vez elaborado, enfríalo en la nevera y, antes de usarlo, desgrásalo.
¡Al vapor!
Evita los fritos y los alimentos rebozados. El asado es un excelente método de cocción para carnes y pescados... pero no renuncies al vapor, que un método de cocción ideal para verduras –que después puedes saltear con un poco de aceite, algún fruto seco y especias- y, sobre todo, el marisco.
Guarniciones y guarniciones
Existen guarniciones y guarniciones: entre unas patatas fritas o unas patatas al gratén con bien de nata... ¿Por qué no tomar una elegante ensalada de escarola y granada con un aliño de soja? ¿o una ensalada de brotes? ¿o unas verduras salteadas con piñones y jengibre?
Chin chin
No renuncies a brindar durante tus celebraciones... pero recuerda: no es necesario que lo hagas 20 veces (así, además, evitas el pésimo bochorno de que tu familia te vea borracho). Toma vino, cava o sidra, y evita los combinados.
Postre y prepostre
No hay cosa que está más de moda ahora mismo en los restaurantes de alta cocina que... ¡tomar varios postres!. En primer lugar se toma el denominado ‘prepostre’, y después, el postre en sí. ¡Haz lo mismo!. Se trata de que inmediatamente después de cenar, tomes un ‘prepostre’ ligero y refrescante, por ejemplo, a base de futas (una macedonia, por ejemplo) o con un helado o sorbete. Así, a la hora del postre más contundente y pesado... seguro que tomas mucha menos cantidad.
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