Torta

Traigo una torta no apta para golosos, porque ya os adelanto que es muy muy golosa. Esta torta está riquísima. Es una receta de una gran amiga mía. Ella me dio la receta cuando se me acabaron las ideas para preparar dulces. Al principio pensé que podría resultar pesada, pero me equivoqué. Está buenísima y prueba de ellos es que no quedó ni una miguita.
Lo primero que haremos será preparar el aceite, es la clave de la receta. Después, lo calentaremos y apartaremos del fuego. Entonces echaremos la cucharada de café de matalahúva y el sésamo. Lo moveremos y lo dejaremos reposar y enfriar.
A continuación, rallaremos la naranja, para la corteza utilizarla y luego haremos zumo con la naranja. Seguidamente, en un cuenco aparte, haremos la masa con el azúcar, la harina, el anís, la canela y matalahúva. Lo mezclaremos muy bien y luego haremos un volcán.
Luego, en el interior del volcán de la masa echaremos el aceite que hemos dejado reposando y lo mezclaremos todo hasta que se quede una masa homogénea. Lo dejaremos reposar por 2 horas. No experimentará mucho cambio la masa, y tras estos procedemos a hacer las tortas.
Ahora, ponemos el horno a calentar a 200ºC. Cogeremos puñaditos de masa y con el rodillo o con las manos, estirando la masa, hacemos las tortas. Echaremos el azúcar por encima (mucha, a mí me gustan con mucho azúcar) y vamos poniendo las tortas en la fuente de rejilla del horno y la meteremos, hasta que estén doradas.
Finalmente, las sacaremos del horno y dejaremos que se enfríen. A mi con estas medidas me salieron unas 12 o 13 creo. La masa nos gusta muy fina para que queden crujientes.
¡Lista la torta!

¡Riquísima!