Esta tarta es la tarta perfecta para los más golosos. La tarta de chocolate blanco es una tarta facilísima de hacer y absolutamente deliciosa. La crujiente base de galleta contrasta con la cremosidad y delicadeza de la crema de chocolate blanco que la cubre. Os animo a que la probéis porque os va a encantar. Un indispensable entre los postres.
En primer lugar hacemos la base, para lo que tenemos que triturar las galletas hasta casi reducirlas a polvo. Las juntamos en un bol con el chocolate en polvo y lo mezclamos. Derretimos la mantequilla y la mezclamos junto con las galletas y lo reservamos.
Escogemos un molde donde vayamos a hacer la tarta, y rellenamos el fondo con la mezcla de galleta y mantequilla, presionando bien y lo reservamos en la nevera hasta que tengamos la crema de la tarta preparada.
Preparamos ahora la crema para lo que troceamos el chocolate blanco en un cuenco resistente al calor y lo fundimos a baño maría.
A la vez que se derrite el chocolate, separamos la yema de la clara y batiremos la yema con la mitad del azúcar hasta que blanquee. Añadimos al batido de yema el queso crema y el yogurt y mezclamos. Seguidamente añadiremos también el chocolate blanco una vez que esté derretido y lo mezclaremos hasta que la mezcla sea homogénea, estando todos los ingredientes perfectamente integrados.
Por otro lado calentamos el zumo de naranja, pero sin que llegue a hervir, y disolvemos en él la gelatina. Una vez disuelta en el zumo, la añadimos a la crema y la incorporamos muy bien.
Montamos ahora la clara a punto de nieve, le añadimos el azúcar poco a poco hasta que tengamos un merengue firme y brillante, y lo incorporamos a la crema con una espátula haciendo movimientos envolventes y lo vertemos en el molde sobre la base de galleta y mantequilla. Igualamos la superficie y la dejaremos en la nevera hasta que cuaje, durante unas 4 ó 5 horas, e incluso mejor si es durante toda la noche.
Hacemos unas virutas con la tableta de chocolate negro. Por otro lado derretimos un poco de chocolate blanco, y lo extendemos encima de un molde, dejando que vuelva a enfriar. En ese momento, desmoldamos el chocolate y lo partimos en trozos grandes y finos.
Cuando la desmoldemos, la decoramos con las láminas de chocolate blanco y las virutas de chocolate negro que habíamos preparado con antelación.
La fresa le va estupendamente a esta tarta fácil de chocolate blanco, asique prueba a echar por encima un poco de sirope o puré de fresa. Deliciosa.