Masa quebrada y frutos rojos… un tándem perfecto que no suele fallar. Fresas, frambuesas, arándanos… juega con ellas según la temporada o tus gustos. Con la receta de este postre te convertirás en todo un chef. ¡Ah! Un consejo: haz una buena cantidad de esta tarta… porque ¡te la quitarán de las manos!.
Paso 1, la masa quebrada:
En un bol, mezcla la mantequilla en pomada, es decir a temperatura ambiente, blandita y cortada en cubitos con la harina. Añade la leche templada, la yema y remueve todo bien. Añade la pizca de sal, la pizca de azúcar y la harina tamizada (es decir, pasada por un colador de trama fina para que la harina quede aireada y fina). Mezcla bien todo el conjunto hasta conseguir una masa homogénea. Forma una bola con tu masa, colócala en un bol tapada con film y métela en la nevera durante 2 horas.
Paso 2, el relleno:
En un recipiente de batidora, casca los huevos dentro, añade las almendras molidas, el azúcar, la harina, la nata y la mantequilla a temperatura ambiente. Bátelo todo hasta que resulte una masa o una pasta homogénea.
Paso 3:
Saca la masa de la nevera, estírala finamente con un rodillo, hasta que tenga unos 3 milímetros, y colocalá en un molde untado con mantequilla. Recorta de los bordes la masa sobrante y pincha el fondo repetidas veces con un tenedor, para que no suba.
En su interior coloca las fresas partidas en trozos grandes y añade la mezcla anterior.
Paso 4:
Mete tu tarta en el horno, previamente precalentado a 180°, y hornea durante 40 minutos.
Presentación:
Deja enfriar, desmolda y decora con azúcar glas en el mismo momento en el que vayas a servir tu tarta… ¡Seguro que no quedan ni unas migajas!
Consejo:
Puedes varias el relleno de esta tarta y optar por otro tipo de frutos rojos como frambuesas o grosellas, pero también por frutos secos como pistachos, nueces. También puedes añadir a la crema del relleno unas pocas fresas o frambuesas trituradas para que el relleno coja color rojo.