El tajine es una de las delicias más características de Marruecos que recibe el nombre del recipiente donde se prepara. Su origen es bereber y es una cazuela de barro redonda y poco profunda con una particular tapa cónica, diseñada para conservar la jugosidad y los sabores de los alimentos que da lugar a guisos aromáticos y suculentos. El tajine de pollo con limón y aceitunas es uno de los más tradicionales. Pero… ¿has dicho que no tienes tajine en tú cocina? ¡Pues a qué esperas para salir corriendo a por uno! Empieza por esta receta, que es de las más clásicas en Marruecos, y pronto descubrirás que le puedes sacar un partido enorme a esta ‘cacerola con chimenea’.
Paso 1:
Pela y parte la cebolla en plumas. El ajo, pélalo y pícalo. Lava el limón y el tómate y córtalos en trozos gordos… más o menos, en octavos.
Paso 2:
Acerca la base del tajine al fuego con una chorrito de aceite y coloca la cebolla y el ajo en el fondo, y por encima los cuartos traseros de pollo salados. Cierra el tajine y deja que se vaya haciendo a fuego muy suave.
Paso 3:
Añade un poco de caldo… no será necesario demasiado, ya que el tajine está diseñado para que el vapor que genera el guiso se condense y vuelva a caer sobre el guiso… por lo que apenas es necesario ni caldo ni aceite. Espolvorea por encima la canela, la cúrcuma y coloca entre los huecos del pollo los trozos de limón, de tomate y las aceitunas. Espolvorea todo por encima con una buena cantidad de cilantro bien picadito. Pon también una poco de tomillo. Cierra de nuevo el tajine y deja que se haga muy despacito durante 40 o 50 minutos. El tiempo de cocción total dependerá del tamaño de los trozos de pollo. Lo ideal es que pasados 40 minutos, abras el tajine (con cuidado de no quemarte) y pinches el pollo para ver qué tal va.
Presentación:
Sirve este delicioso tajine de pollo en su propio tajine en el centro de la mesa. Desde ahí, sirve a cada comensal. Un acompañamiento perfecto para este guiso es un poco de cus cus sencillo. Delicioso.