Una sopa reconfortante para los días más fríos… y a la vez una receta chic del recetario más clásico de la cocina francesa.
Paso 1:
Pela las cebollas, córtalas a la mitad, y a su vez en sentido longitudinal, en trozos de unos 4 milímetros de espesor.
Paso 2:
Acerca una cacerola al fuego con la mantequilla y cuando comience a derretirse, añade la cebolla y ponle sal y pimienta. Cocinala a fuego suave hasta que esté un poco blanda, pero no en exceso, sin que haya cogido demasiado color. En ese momento añade la harina y sigue cocinando, ahora a fuego medio, hasta que empiece a tomar un color dorado, pero con cuidado de que no se queme, porque la harina quemada da un sabor amargo a toda la comida… imposible de rectificar.
Paso 3:
Añade el caldo de pollo y cuando empiece a cocer, añade el vino dulce. Cuece 30 minutos sin tapar a fuego medio. Rectifica el punto de sal y pimienta.
Paso 4:
Precalienta el horno a 200°. Vierte la sopa bien removida -para que la cantidad de cebolla y líquido sea uniforme- en cuencos individuales y dispón encima una o 2 rebanadas de pan. A su vez, cubre con los trozos de queso para gratinar. Mételos en el horno y activa la opción para gratinar. Saca tus cuencos, cuando el queso se haya dorado.
Presentación:
Sirve tu sopa de cebolla bien caliente, y adórnala con una pizca de cebollino picado por encima del gratinado del queso.