Estos rollitos de calabacín, bacon y queso cremoso no tienen ningún misterio, lo único es que, están tan buenos, que es incontrolable no comer muchos.
Hay que lavar bien los calabacines con abundante agua y secarlos con un poco de papel absorbente. Se cortan en láminas a lo largo muy finitas, quitando ambos extremos, y se les da un pasada por una sartén con aceite bien caliente hasta que estén tiernas. Una vez listas, se reservan escurriéndose en papel absorbente.
Además, se pasan las lonchas de bacon por la sartén de antes, pero esta vez sin aceite, y, cuando hayan soltado la grasa y estén doradas, se sacan a un plato con papel absorbente.
Para formar los rollitos hay que untar una loncha de bacon con el queso cremoso y enrollarla con una loncha de calabacín por el exterior. Se colocan todos los rollitos en una fuente y se hornean a 180º hasta que el queso esté fundido.