Potaje de garbanzos

Llega el frío, y para combatirlo no hay nada mejor que un buen plato de cuchara, de esos que se han hecho toda la vida en las casas de nuestras abuelas, como es este potaje de garbanzos. Esta hecho a fuego lento, y con mucho cariño, por lo que no hay nada que lo supere en sabor. Delicioso.

Ponemos el día antes los garbanzos con agua templada y sal, para que de esta forma se vuelvan a hidratar y además tarden menos en hacerse.
En el momento de ponernos a preparar el plato, ponemos a cocer los garbanzos en una olla, y cuando el agua empiece a hervir es el momento de añadir el aceite. Cuando vuelva a romper a hervir de nuevo, añadimos la zanahoria, la cebolla, el laurel, el ajo y el perejil. Lo dejamos cocinar al fuego hasta que los garbanzos estén tiernos.
Mientras s e hacen los garbanzos, lavamos las espinacas y las ponemos en una olla aparte a hervir hasta que estén listas. Las escurrimos, trituramos y añadimos a la olla de los garbanzos.
Cuando el garbanzo esté tierno, quitamos de la olla la cebolla, la zanahoria y un cazo de garbanzos para ponerlos en el vaso de la batidora y triturarlo todo junto, tras lo cual, lo devolvemos a la olla. Lo mezclamos bien.
Por otro lado picamos una cebolla muy final junto con un poco de perejil y lo freímos bien en una sartén con un poco de aceite de oliva. Cuando este pochada añadimos la pimienta junto con el tomate y dejamos que el sofrito se haga bien.
Cuando esté hecho el sofrito lo mezclamos con un poco de caldo de la olla y lo echamos todo de vuelta a la olla.
Dejamos que se termine de hacer a fuego suave y lo probamos de sal, para que si fuera necesario, añadiríamos otro poco.

Si queréis y ya para terminar de hacer de este potaje de garbanzos un plato redondo, podéis picar un huevo duro por encima.