Pastel de calabacín

Uno de los platos más fáciles de hacer y más sabrosos que he comido es este pastel de calabacín. La base de huevo junto con las verduras consigue un pastel cremoso y suave. Es un plato que nunca decepciona.
Comenzamos por preparar una sartén con el aceite. Machacamos los ajos y los ponemos a dorar en el fuego caliente. Seguidamente vertemos la cebolla muy bien picada en la sartén con el ajo y la sofreímos hasta que esté completamente transparente.
Según se va haciendo la cebolla, lavamos, pelamos y cortamos el calabacín. Lo hacemos en rodajas muy finas para que sea más fácil de cocinar, pero que se reconozcan en el pastel. Sacamos la cebolla y echamos el calabacín. No dejamos de mover y lo tenemos en el fuego hasta que se haga blandito y esté bien cocido. Apartamos del fuego y reservamos para usarlo después.
Hechas las verduras, cogemos un cuenco grande en el que batimos los huevos, junto con el queso. Salpimentamos y damos el toque del laurel y orégano si lo deseamos.
Volcamos la mezcla en una fuente de cristal del horno preparada con aceite.
En el horno precalentado a 180º metemos la fuente hasta que se dore el pastel de calabacín.
Cuando esté hecho lo sacamos del horno y dejamos que enfríe y repose unos minutos antes de servir.