Ni un pan sencillo ni un bocata… más bien es las dos cosas a la vez. Ponte el delantal y disponte a amasar… porque este pan te quedará delicioso.
Paso 1:
Disuelve la levadura con agua tibia, en un bol. Reserva.
Paso 2:
Pon la harina en un bol grande y añade la pimienta, la sal y la nuez moscada al gusto, según te gusten más o menos los sabores de las especias. Haz una corona y vuelca en el centro la levadura disuelta, los huevos y el jamón serrano picado.
Paso 3:
Une con las manos, incorporando hacia dentro la harina. Al mismo tiempo ve añadiendo el aceite de oliva, y forma una masa tierna. Ve trabajando esta mezcla y amasando hasta que resulte homogénea. Cuando tenga la consistencia deseada, moldeable y suave, dale forma de bollo, cubre con plástico film y un paño. Deja reposar hasta que duplique su volumen inicial.
Paso 4:
Cuando la masa haya duplicado su volumen, lo que ocurrirá en unos 40 minutos o 1 hora aplástalo un poco con las manos. Esta operación se hace para quitar el gas que ha cogido la masa.
Paso 5:
Distribuye el queso cortado en cubitos pequeños entre la masa. Dale un poco de forma o parte tu masa en varios pedazos. Colócalos en un molde cubierto de mantequilla, cubre y deja fermentar hasta que vuelva a duplicar el tamaño.
Paso 6:
Pinta los panes con huevo batido (u unas gotas de agua) y espolvorea con unas cuantas semillas de comino. Mete en el horno, previamente calentado a 180° durante 40 minutos.
Presentación:
Deja reposar el pan unos 30 minutos. En cuanto esté templado… ya lo puedes disfrutar. Gracias a su relleno de jamón y queso, no echarás de menos ningún acompañamiento. ¡Nunca un pan ha estado tan rico él sólo!.
Consejo:
Un pan no debe comerse nunca recién hecho… debe reposar. Cuando está muy caliente, aún no se ha asentado y sigue cocinándose por lo que resulta indigesto. Déjalo reposar al menos 30 minutos… Pasado ese tiempo, aún templado ya lo puedes consumir. Si no lo vas a consumir en el momento, puedes envolverlo en plástico film y guardarlo en la nevera.