Un postre de altura, un bocado dulce para levitar y para brillar en tus celebraciones.
Paso 1:
Descongela la masa y, con la ayuda de un poco de harina y de un rodillo, alísala un poquito. Ponla en pequeños moldes untados con mantequilla derretida y mételos en el horno a 200° durante 10 minutos.
Paso 2:
En una olla pon agua a hervir. En otra olla o cacerola con fondo antiadherente, fuera del fuego, pon la harina, la maicena y el azúcar y mézclalo poco a poco mientras añades el agua hirviendo, con cuidado de que no salgan grumos. Cuando esté mezclado, acerca al fuego suave y comienza a calentar sin parar de remover. Cuando rompa a hervir retira del fuego y deja enfriar unos segundos.
Ralla la piel de los limones (con mucho cuidado de no llegar hasta la parte blanca que es amarga) y exprime el zumo. Añade ambos a la mezcla de harina. Añade también las yemas de huevo y la mantequilla en daditos y mézclalo bien. Cuécelo todo al baño María durante 15 minutos.
Paso 3:
Vierte la mezcla cocida en las tartaletas de masa quebrada y vuelve a introducir en el horno 10 minutos a 180°.
Paso 4:
Mientras se hornean las tartaletas, bate las claras del huevo con un pellizco de sal. Cuando estén casi listas añade los 125g de azúcar y el azúcar glas. Monta a punto de nieve firme y meter en una manga pastelera con una punta lisa.
Paso 5:
Decora las tartaletas con el merengue y pon en la zona baja del horno en modo de gratinado fuerte unos 3 minutos con cuidado de que no se quemen.
Dejar enfriar las tartaletas durante al menos 1 hora en la nevera y sírvelas.