Las madeleines son unos bizcochitos con una bonita forma de concha. La verdad es que es el dulce perfecto para acompañar al café cuando invitas a alguien a tu casa.
Lo primero que vamos a hacer es batir con batidora eléctrica los huevos con el azúcar hasta lograr el punto letra o cinta, perfumamos con la esencia y seguimos batiendo para que se integre perfectamente.
A continuación, ayudados con un tamiz vamos incorporando los ingredientes secos, es decir, la harina, la sal y la levadura, alternado con la mantequilla derretida y templada en tres veces, siempre haciendo movimientos suaves y envolventes desde abajo hacia arriba.
Llevamos la masa resultante a la nevera a que repose mientras vamos preparando los moldecitos.
Untamos de mantequilla y espolvoreamos de harina los moldecitos característicos de madeleines (para que no se nos peguen a la hora de desmoldarlas) y colocamos la masa dentro de ellas, más o menos 1 cucharada gorda en cada una.
Lo llevamos a cocinar en horno previamente calentado a una temperatura de 190º durante unos 10 minutos aproximadamente. Las madeleines deben quedar ligeramente doradas en los bordes, de lo contrario se secarán y ya no estarían igual de buenas.
Pasado ese tiempo desmoldamos las madeleines sobre una rejilla y de inmediato las espolvoreamos con azúcar glas.
Las dejamos enfriar y servimos las madeleines acompañando una buena taza de té o café calentito.