Estas galletas de mantequilla con glaseado son las típicas que hacía mi madre en mi casa cuando éramos pequeños, por eso creo que me gustan tanto y las hago a menudo, bueno, y porque son una absoluta delicia, por supuesto.
Se derrite la mantequilla en un bol y se mezcla con el azúcar glas con ayuda de las varillas. A continuación, se le va echando la harina, previamente tamizada, hasta formar una masa homogénea.
Se enharina la mesa de trabajo y se coloca la masa de las galletas encima. Se amasa bien y se hace una bola con ella, la cual se envuelve en papel transparente y se deja reposar en la nevera durante una hora.
Cuando pase el tiempo, se coge la mitad de la masa y se estira con la ayuda de un rodillo encima de la mesa enharinada. Con un cortapastas se van recortando las galletas y se van poniendo en la bandeja del horno forrada con papel de hornear.
Se colocan al horno precalentado a una temperatura de 170º durante más o menos 10 ó 15 minutos.
Mientras se prepara el glaseado. Para ello se pone en un cuenco el azúcar glas con unas gotas de zumo de limón. Se va añadiendo poco a poco cucharadas de agua, en ningún caso sin dejar de remover, hasta obtener una pasta.
Cuando las galletas estén listas, se sacan del horno y se dejan enfriar encima de una rejilla.
Se pintan con el glaseado y se espera hasta que se seque.
Se pueden decorar además estas galletas de mantequilla con glaseado con unos fideos de colores o con pasta para decorar, haciendo florecitas u otros motivos que nos apetezcan.