Tengo que contaros que, por fin, hemos conseguido que la casera de nuestro piso nos ponga horno. Lo estábamos esperando como agua de mayo, en especial yo, que me encanta la repostería. Supongo que me cansaré de hacer bollos a mis compañeros de piso, o ellos se cansarán de mis experimentos, pero de momento nadie se queja. He empezado por algo sencillito, un bizcocho de naranja con aceite de oliva, para que no se acostumbren demasiado. A ver qué os parece.
Como siempre se me olvida, primero pongo el horno a precalentar (175º). Cojo un bol donde echo los huevos y los bato junto con el azúcar hasta que quede blanquecino. Agrego la ralladura y el aceite, y sigo batiendo. Por último, echo el zumo, la harina y la levadura, y mezclo bien hasta que quede una pasta homogénea.
En un molde pongo papel para hornear y echo la mezcla esparciéndola bien por cada rincón (intento que el papel quede lo más liso posible por las esquinas y los bordes). Lo meto al horno durante 25 minutos más o menos (compruebo metiendo un cuchillo si está hecho por dentro) y lo dejo enfriar.
Si tú también tienes compis de piso, seguro que te libras de limpiar el baño alguna semana con es bizcocho.